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Yoani en Perú: Algunos apuntes

Publicado: 2013-04-08

El día sábado tuve la oportunidad de conocer a Yoani Sánchez en una reunión a la que asistió un grupo reducido de personas para conversar con ella, a pesar de que su paso por Perú es más de descanso debido a que su agenda apretada, que la ha llevado por varios países, le ha pasado la factura física.

Yoani, quien a estas alturas no necesita ninguna introducción, quiere la libertad para ella, su hijo, su esposo, sus amigos, sus parientes, sus compatriotas y para su país. ¿Quién no quisiera eso para su propio país? En general todos, excepto, probablemente aquellos ilusos que no viven o no han vivido bajo un régimen totalitario.

Yo no sé si Yoani es “sicaria de la Cía” o es “una reaccionaria vendida” u “odia a su propio país”, pero hasta ahora nadie ha logrado probar nada. Lo que sí me queda claro es que ella tiene mucho más autoridad y coherencia en criticar el régimen autoritario bajo el que ella vive todos los días a diferencia de aquellos que solo han ido a Cuba de visita y se quedan maravillados de lo lindos que son los cubanos como personas, de un país hermoso por sí mismo y de las grandes juergas que han vivido en los hoteles a los que muchos cubanos hasta hace poco no podían acceder. O a diferencia de aquellos que han viajado por sus conexiones partidarias y amicales que les permiten vivir por unos días “la resistencia socialista cubana contra el imperio”.

Hablando con ella de forma abierta y sin alabanzas, ni sorpresas, pero si con mucho escepticismo, cuando me presenté, me dijo, -¿te consideras de izquierda?-. Fíjese –dijo con ironía y algo de picardía- ahora es cool ser de izquierda y criticar a Cuba ¿no? Y sonrió honestamente-. En seguida supe que no pretende ser sobona con quien se entrevista o conversa. Y mostrando la terquedad digna de quienes creen en su libertad expresó, -yo digo lo que pienso y estos viajes solo han ampliado mis ideas pero lo que tenga que decir no vendrá supeditado a nada, ni a nadie-.

Me explicó cómo era posible que ella pudiera acceder a internet. Los cubanos no podían acceder a los hoteles en Cuba y para lograr obtener la conexión a internet del hotel se hacía pasar (hablando todos los idiomas que conocía) por turista para entrar a los cafés de los hoteles y poder usar la conexión de ahí. Cuando se fue haciendo conocida, ya no le fue posible (existe una grabación y denuncia sobre este tema y un vídeo que ella y su esposo grabaron donde se aprecia cómo eran discriminados en su país por ser cubanos y no se les permitía acceder a los hoteles). Los extranjeros pueden acceder a conexiones de internet, aunque no son muchos, y algunos de ellos sub arriendan esta conexión a los cubanos por el doble del precio, que es muy alto y es difícil que la gran mayoría de cubanos puedan pagarlo. Ahora ha habido un cambio en la legislación, y ya es posible que los cubanos puedan acceder a los hoteles en Cuba pero este medio sigue siendo muy costoso como para hacerlo seguido.

-¿Cómo puedes twittear sin internet? ¿De dónde tienen teléfonos smart los cubanos?-. Explica con tranquilidad que los teléfonos smart pueden conseguirse en el mercado negro pues son los que ingresan por contrabando o son los que se roban a los turistas. Pero muchos cubanos reciben teléfonos de sus parientes en el extranjero que envían sus teléfonos que dejaron de usar cuando los cambian por uno nuevo por los contratos que tienen con sus compañías, anualmente.

-Para twittear sin internet, lo hago a través de mensajes de texto- me cuenta. -¡Claro que no es lo mismo!- comentó- no puedes ver quien te responde, quien te hace RT, por ende no puedes responderle a nadie, pero solo sabes que tu noticia o denuncia salió a la luz-.

Yo debí reconocer que no sabía que se podía twittear a través de mensajes de texto (busquen en google cómo hacerlo). Es decir, con una serie de comandos, mensajes y una numeración determinada, se puede lograr eso.

Ríe con nostalgia y cuenta con orgullo que los cubanos han inventado el internet sin internet. -Es una habilidad cubana de inventarnos todo-. (Cualidad que ante la desesperación de las crisis, los peruanos decimos que también tenemos). –Así por ejemplo los cubanos inventamos en los 90’s el picadillo de carne, sin carne, tomábamos los plátanos verdes más grandes y los colgábamos de un pincho y con un trinche raspábamos desde la cáscara; y con esos hilos consistentes, más aderezo y condimentos, hacíamos picadillo de carne, sin carne-.

La aparté (la secuestré) a un lado en esta reunión y le pregunté. ¿No tienes miedo Yoani de que esta apertura que se va logrando en términos económicos más que civiles termine llevando a que Cuba pase a ser una nueva China? Otra dictadura pero con “libertad económica”.

Me responde que sí tiene ese miedo, pero no lo cree posible porque a China le tomó décadas, y a estos líderes cubanos que la biología los derrotará, algo que nadie más pudo hacer, tienen poco tiempo, no cree que al paso que van tengan el periodo suficiente para conseguir eso.

Insisto, muy desconfiado y preocupado. Y le comento que aquí en Perú algunos teóricos de las ciencias sociales coinciden en que existe una cultura autoritaria muy fuerte que marca nuestra forma de democracia. Cuba ha vivido más de 50 años bajo dictadura, ¿No sería posible que algún otro dictadorzuelo del partido u otro líder que aparezca en este proceso de cambio pueda asumir el control de todo y continuar la dictadura, quizás distinta pero dictadura al fin, avalado y sin problemas por esta cultura autoritaria?

Se lamenta y con resignación me dice que es un gran temor que tienen aquellos que luchan por la libertad en Cuba, que es una posibilidad real y quizá, si los cambios crean problemas en la isla alguien del mismo partido cercano a la cúpula o un líder que sobresalga podría efectivamente hacer eso y le preocupa mucho.

-¿Y la gente no protestaría?- Le pregunté. Con una sonrisa resignada, me responde. -Te cuento que en los 90’s tuvimos una gran crisis y yo pensé que al abrir mi ventana vería miles de banderitas cubanas y gente movilizándose protestando, abrí mi ventana y vi la misma inmovilidad y la desesperanza ante la crisis, entonces me dije a mi misma, que ese, al parecer no sería el camino. Una movilización así, no lo creo posible, la mayoría vive o ya se acostumbró a vivir bajo el miedo y huye de los problemas cuando no puede más-.

Luego de conversar un poco más y de recibir su invitación de ir a Cuba y presentarme a sus amigos que luchan por derechos LGTB allá. La dejé aún rodeada de muchas personas que querían conocer la realidad de una dictadura que sigue vigente y que tiene todavía a mucha gente paralizada por el miedo y otro grupo pequeño dando la batalla desde adentro.

Me fui con una opinión distinta con la que llegué, de una fanática visceral que odia a su país y a los Castro; (qué tendría todo el derecho como muchos aquí odian a Fujimori y a Velasco a sus anchas). Ella lucha por su libertad y la de su país, ella no es perfecta, ni pretende serlo, ella no es una analista política pero tiene una opinión política sobre el régimen totalitario que pasa de la computadora a la acción y también al activismo abierto en un ambiente hostil donde la ley se aplica para algunos, no tanto para los extranjeros pero mucho más para los cubanos que critican ese régimen.

Yo que no quiero una dictadura para Perú, me siento más cerca de personas como ella, que con todas las críticas que se le puede hacer como a cualquier persona, sufre las consecuencias de un régimen vetusto, y me siento alejado de aquellos que quieren mantener para Cuba por simple nostalgia ideológica y algunos logros sociales que esgrimen, lo que no quisieron para Perú en los 90’s. Así como de esos falsos demócratas que oportunamente se suman a la críticas honestas de Yoani contra ese régimen totalitario de izquierda, pero durante la última dictadura peruana de derecha, vivieron a sus anchas y plácidamente haciendo venias al corrupto dictador.

Por eso la libertad es huérfana, los líderes de izquierda como de derecha la desprecian cuando se entromete entre el poder y ellos. Y siempre habrá gente de ambos lados que los apoyarán.

Juan Diego Sotelo.


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El Ciudadano Solitario

La ciudad es muy grande solo para verla pasar